25/8/10

"Corro, luego existo"

Correr es para mí algo que si lo hago, me gusta; si no lo hago, lo echo de menos, y cuando lo he hecho, me siento bien, grande, fuerte.
 
Una de mis batallas permanentes, diarias, históricas, es establecer una rutina en mi vida, un horario que, ya sea de día, de noche o por la tarde, me permita dedicar una hora diaria a esta afición.
 
No fumo, ni he fumado ni fumaré nunca, por principios, pero quizá para mí ir a correr sea algo así como fumar para quien tiene este vicio. No puedo ni quiero dejar de hacerlo nunca. Incluso si físicamente no pudiera, si, por ejemplo, sufriera alguna discapacidad (¿otra?) sobrevenida que me lo impidiera, estoy seguro que me las ingeniaría para realizar una actividad física similar. Pondría en ello el mismo empeño que mi padre cuando intentaba fumar a pesar de su laringectomía.

Me imagino como uno de esos deportistas paralímpicos que compiten en sus sillas de ruedas tuneadas.
 
Mi día ideal es aquél en que, además del tiempo que paso con mi hijo, mi familia y en el trabajo, puedo pasar una hora al atardecer corriendo por la Carretera de les Aigües (el más perfecto de los recorridos que he conocido).
 
¿Obsesión? ¿Vicio? ¿Placer? ¿Costumbre?... Nada de eso, ¡necesidad!

Podría definir el acto de correr de la siguiente manera: mover acompasadamente las piernas y los brazos, de forma más o menos atlética o elegante, a una velocidad mayor o menor (la que uno buenamente pueda), con el objetivo de desplazarnos sobre una superficie preferiblemente de tierra en contacto con los pies, durante un tiempo que satisfaga nuestro espíritu, conciencia o ambición. El atuendo a utilizar habrá de ser más o menos afortunado, preferiblemente técnico y colorido (aunque sin caer en estridencias), pero necesariamente adecuado.
  
Una de mis máximas es que “No corre quien quiere sino quien sabe cómo hacerlo”. Para explicarla, recurriré a algunas actividades que, aunque mucha gente así lo crea, NO SON CORRER, sino otra cosa diferente. Así, hacerlo

  • entre las 12 y las 17 h en pleno verano. Es suicidarse.
  • Con zapatos y ropa total o parcialmente de calle. Es hacer el ridículo.
  • Luciendo tipo. Es ligar.
  • Alardeando de un estado de forma envidiable. Es chulear.
  • Una vez al mes. Es perder el tiempo.
  • Hablando con uno o varios amigos, incluso por teléfono. Es hablar con los amigos.
 
En cambio, existen modalidades mejoradas del patrón básico descrito anteriormente. Así, correr

  • Con música. Es diversión.
  • Habitualmente. Es deporte.
  • Con lluvia. Es placer.
  • De noche. Es puro vicio.
  • Con lluvia y de noche. Es un orgasmo.

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