"Antes de pensar en los demás hay que saber qué es lo que a tí mismo te hace fuerte y qué te debilita.
Relaciones de pareja: hay que preguntarse ¿estoy con esa persona porque temo vivir solo?, ¿soy lo suficientemente fuerte como para hacer que alguien viva feliz a mi lado?
Transmitir a los hijos que ellos no son responsables de nuestra felicidad. El mejor regalo que podemos hacer a los hijos es estar nosotros felices y fuertes. Así les enseñamos cómo conseguirlo ellos.
Lo peor es no atreverse pues te conviertes en un hipócrita, engañas y mientes. Si te escondes de tí mismo, los demás tampoco te sienten. Si no te atreves a ser tú mismo estás a las puertas del mal".
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