5/5/14

Mamá, días como el de ayer me ayudan a recordar que te debo la vida. Siempre has sido  la persona más importante de mi vida. Lo fuiste ya antes de nacer, cuando vivía unido a ti y tu comida era mi comida, mi oxígeno el tuyo. También lo fuiste cuando abrí mis ojos al mundo. Tu voz y tu tacto fueron las primeras sensaciones que tuve al nacer. La seguridad y el afecto que tus palabras y caricias me transmitieron fueron los primeros sentimientos que tuve aquel lejano 13 de septiembre. Desde entonces nunca he dejado de sentirlos, aunque de tu mano descubriera otras muchas sensaciones. Por eso querría demostrarte cada día, y no sólo una vez al año, mi agradecimiento, admiración y amor.

¡Te quiero!

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